miércoles, 13 de marzo de 2013
Gilbert Adrian
Hace 80 años un vestido marcó a la sociedad estadounidense, consiguiendo vender en pocos días 500.000 clones en los grandes almacenes Macy´s ¿Queréis conocer su historia?
El cine y la moda siempre han estado relacionados, pero fue en los años 30 cuando el idilio alcanzó su punto álgido. Los grandes estudios de Hollywood se percataron de que si seguían las modas impuestas por París (entonces capital de la tendencias) cuando la película acababa sus largos procesos de montaje la ropa que mostraban ya lucía obsoleta. Por ello decidieron que ellos mismos impondrían sus propias modas.
En aquel mundo sin bloggers, ni series de televisión ni toda esa sobreinformación modil con la que vivimos a día de hoy, el cine era la única inspiración para hombres y mujeres. Conocido es el caso de la película “Sucedió una noche” en la que los protagonistas dividen la habitación que comparten con una sábana para conservar el decoro, una sábana a la que llaman “El muro de Jericó”. En esta escena final Clark Gable se quita la camisa y deja su pecho al descubierto. Este hecho hizo que las ventas de camisetas interiores cayeran de forma estrepitosa en EEUU.
Para conseguir hazañas como esta los grandes estudios de Hollywood contrataron a importantes diseñadores con el objetivo de crear estilismos para soñar. La Metro Goldwyn Mayer fichó a Gilbert Adrian, un genio de la aguja que había pasado por las mejores escuelas de Nueva York y París. Adrian tenía tan solo 25 años cuando Cecil B. de Mille se fijó en sus dotes creativas, era 1928 y el genio creativo ya trabajaba como estilista para Rodolfo Valentino y su esposa.
Adrian fue el responsable del vestuario de mas de 200 películas y de las prendas icónicas que han marcado el destino de muchos de éstos largometrajes. Él creó la bata adornada con diamantes de Margarita Gautier en La Dama de las Camelias, los 4000 trajes de seda, terciopelo y encajes del siglo XVIII de María Antonieta, o el maravilloso vestido blanco que lució Katherine Hepburn en Historias de Filadelfia.
Quizá su obra más recordada es el vestuario de El mago de Oz, sobre todo esos zapatos de rubíes con los que Dorothy caminaba sobre baldosas amarillas para regresar a casa. En la obra original eran plateados, pero al ser la primera película en color Adrian decidió que el rojo era el color perfecto, y acertó, convirtiendo los zapatos en un icono del cine mundial.
El vestido de Letty Lynton
Pero su mayor obra, con la que alcanzó el éxito, es quizá una de las menos recordadas: el vestido de Letty Lynton, creado para la película del mismo nombre. Edith Head, la diseñadora de cine más famosa de la historia que trabajó para Paramount y Universal (esa que inspiró el personaje de “Los Increíbles” Edna Mode) aseguró que “Lynton era la película que más influencia había tenido en la historia del cine“.
La película estaba protagonizada por Joan Crawford. La actriz era extremadamente ancha de espaldas y Adrian se vio en la responsabilidad de disimular este “defecto”. Para ello creó un vestido en organdí de color blanco con enormes volantes en los hombros.
El diseño a día de hoy puede considerarse una horterada de esas que jamás nos pondríamos. Nada que ver con otros vestuarios de cine que siguen haciéndonos soñar. Quizá por este motivo ha sido más olvidado que el Givenchy de Desayuno con Diamantes o la boina de Faye Dunaway en Bonnie & Clyde, pero en 1932 triunfó más que ningún otro. Los almacenes Macy´s de Nueva York se dieron prisa en crear lo que hoy llamamos un clon y en pocos días vendieron medio millón de vestidos.
¿Por qué triunfó este vestido?
Darle todo el mérito al vestido por si sólo sería un error, la prenda no habría gozado de tanto éxito si no siguiera las tendencias del momento. En 1932 los vestidos de color blanco habían alcanzado gran popularidad por varios motivos. El más importante fue la Gran Depresión. Tras el hundimiento económico los estudios de cine dictaron que las estrellas debían vestir de blanco para dar una imagen de esperanza y optimismo. Gracias a este color las actrices como Marlene Dietrich, Greta Garbo o la misma Joan Crawford parecían brillar cuando aparecían en pantalla.
Al otro lado del atlántico la venerada Cocó Chanel diseñó una línea de vestidos en este color, resultado de una anécdota que le sucedió visitando a un amigo enfermo cuando una señora le dijo que parecía más joven por vestir de blanco. Desde aquel día la diseñadora francesa aseguró que “Cuando las mujeres envejecen deben vestir de blanco, el blanco lo borra todo”
Por otra parte la ambición de los estudios por destacar en su diseño de vestuario hizo que grandes creadores como la misma Chanel o Elsa Schiaparelli colaboraran con determinados artistas o productores. Con Schiaparelli llegó el surrealismo a Hollywood y los hombros con hombreras fueron una de sus aportaciones más importantes.
Influencia del vestido
El vestido de Letty Lynton “inspiró” el vestuario de muchas películas de la misma época, en el mundo de la moda Madame Grés incluyó en sus diseños las mangas abullonadas y Balmain 30 años después las hizo renacer. Hace poco la revista Vanity Fair recordó la icónica prenda con esta fotografía a Mila Kunis.
http://golb.re-producciones.es/?tag=gilbert-adrian
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario